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Lágrimas de Bustamante

Flamin' Hot

Lágrimas de Bustamante
ESTRATEGIA

Flamin’ Hot aterrizó en España en 2024 con un reto claro: dejar de ser “otro snack que pica” para convertirse en un referente cultural del picante, como ya lo era en EE. UU. y México. La categoría vivía un momento de auge, pero también de saturación: todas las marcas hablaban desde el reto y la resistencia, dejando fuera lo más real y compartible de la experiencia picante: sus efectos. La decisión estratégica fue construir un territorio propio poniendo el foco en la reacción y no en el reto. Resignificar lágrimas, sudor y gestos de dramatismo como señas de identidad de marca, usando el humor y la cultura pop para conectar con la Generación Z. Para ello, elegimos un icono nacional capaz de reírse de sí mismo: David Bustamante, un símbolo emocional y viral que encajaba en nuestro tono y cuyo momento mediático multiplicaría la amplificación.

EJECUCIÓN

La acción comenzó con un teaser sin logos: una lona gigante en el centro de Madrid con una imagen de Bustamante llorando, sosteniendo un frasco, y la frase “¿Qué hay detrás de una emoción?”. El guiño a las campañas de perfumes hizo que la gente asumiera que se trataba de su nuevo lanzamiento. El propio Bustamante compartió la imagen en sus redes, alimentando especulaciones y titulares. 48 horas después llegó la revelación: un spot digital que parodiaba los códigos de los anuncios de fragancias, desvelando que las lágrimas eran, en realidad, por comer Flamin’ Hot. Para cerrar el círculo, lanzamos un drop exclusivo de 30 frascos de 3 ml con “lágrimas” recogidas durante el rodaje, sorteados a través de la plataforma JOY. La campaña se amplificó desde los perfiles de la marca, del propio Bustamante y de creadores afines, mientras memes y medios la convertían en una plantilla cultural replicable.

RESULTADOS

En un entorno saturado de ruido, construimos un fenómeno cultural que salió del lineal para entrar en las conversaciones. Y lo hicimos desde el producto. Convertimos Flamin’ Hot en algo de lo que hablar, con lo que jugar y, sobre todo… que probar. Más de 4,3 millones de impactos en contenidos generados por usuarios y 1,8 millones de euros en earned media demostraron que no solo provocamos reacción: provocamos participación. Desde el lanzamiento de la campaña, las ventas (sell-in) crecieron un +71% y la penetración un +13%. Pero el dato más importante no está en el porcentaje. Está en que fuimos la única marca que sumó nuevos compradores en una categoría saturada. Nada mal para ser los últimos en sumarnos a la fiesta del picante en España.